EL METAL EN TIEMPOS DE NEGACIONISMO



En nuestro país, el heavy metal, desde sus orígenes, ha hecho suyas las dos grandes causas de la historia contemporánea argentina. Una es una causa nacional y la otra es una causa popular. Estamos hablando, obviamente, de la Causa Malvinas y de la Causa Memoria, Verdad y Justicia respecto al genocidio y a los crímenes cometidos por la última dictadura cívico/militar. Ambas han formado parte inevitable del discurso de toda banda que se precie de exponer un mensaje comprometido, contestatario y con identidad nacional.
Por fortuna para nuestra cultura prácticamente ninguna de ellas (estamos hablando de aquellas bandas a las que podríamos englobar dentro de lo que denominamos "Metal Pesado Argentino") esquivo el bulto y, por el contrario, todas dejaron sentada su postura al respecto a través de su obra lírica, lo cual es fácilmente comprobable haciendo un simple listado de canciones que aborden dichas temáticas.
Sin embargo, el correr del tiempo deparo derroteros muy distintos, dentro de la sociedad, para ambas Causas, aunque con un denominador común: la frágil memoria de gran parte de la misma.
La Causa Malvinas tiene siempre carácter nacional y no presenta un conflicto interno que abra grandes grietas en la identidad común de los argentinos, independientemente del estrato social, religión o ideología de cada individuo que forma parte de nuestra patria: para todos los argentinos las Malvinas fueron, son y serán argentinas, y los ingleses, piratas invasores. A ningún argentino se le ocurriría poner en duda esto, y si así fuere, no sería bien visto. El tiempo mantiene intacto el imprescriptible reclamo de soberanía argentina sobre las islas, aunque algunas políticas de desmalvinización conduzcan a un olvido que parece diluirlo y denigrarlo a una simple conmemoración anual.
La otra gran Causa es de carácter popular por lo cual marca una diferencia sustancial respecto de la anterior. A saber: en una Causa Nacional los intereses del Estado y del pueblo convergen, son idénticos, de forma tal que el Estado se transforma en el instrumento encargado de representar los intereses nacionales. En una Causa Popular, en cambio, puede suceder que el Estado se haya escindido de los intereses de las grandes mayorías y que, peor aún, se transforme en un instrumento de opresión al servicio de los intereses de una pequeña elite que poco y nada tienen que ver con el bien de la nación, si no, más bien, con el suyo en particular. Intereses que, en última instancia, son totalmente opuestos a los del pueblo. Motivo por el cual no todos los argentinos encuentran un enemigo común en los encargados de ejercer el Terrorismo de Estado contra su propio pueblo como si lo hacen con los invasores ingleses.
Están los que callaron por miedo, están los que avalaron abiertamente, están los que se beneficiaron, están los que sufrieron en carne propia y están los herederos de todos aquellos. Algunos fluctúan con el clima de época, otros mantienen su reclamo de Memoria, Verdad y Justicia imprescriptible en el tiempo, y otros prefieren el olvido.
El motivo principal que debería llamarnos a reflexión, y más en una fecha como esta, es por qué “ideologías de saco y bastón" han penetrado tan profundamente al interior de una cultura como la del Metal Pesado Argentino que históricamente ha levantado bien alto las banderas de resistencia contra la dictadura genocida de Videla y compañía. ¿Hay alguien que les abrió la puerta para que puedan entrar? o simplemente ¿salieron los que estaban dentro del closet?
Tal vez una cosa potencio la otra...
Lo cierto es que no podemos dejar de marcar la insalvable contradicción entre el mensaje de la obra lírica de la inmensa mayoría de los exponentes de nuestra movida con el discurso actual de algún referente y su coro de reproductores virtuales. Una contradicción prácticamente de carácter ontológico que difícilmente podría nacer de la esencia de nuestro Ser metalero.
Si hacemos un breve repaso al respecto podremos confirmar esto sin ningún tipo de problemas. Empezando, incluso, por el mismísimo Ricardo Iorio, quien hoy parece haber "olvidado las horas de su juventud", pero repudió enérgicamente tanto al genocidio como a aquellos que lo avalaron en sus tres grandes bandas: V8, Hermética y Almafuerte.
En su etapa en Almafuerte escribió lo siguiente:
"Uno más entre tantos soy / que olvidar no quiere los delirios del defacto / me ha dictado la razón / cantar en repudio al genocidio ejecutado" (Los delirios del defacto - Del entorno, 1996). Mientras que en Hermética ya había criticado duramente a la complicidad civil que normalizo la represión: "Por eso te vi escapando / en las horas sin sol / de las miradas oscuras que aprobaron las torturas / del fugado represor / Son quienes no alcanzan la paz / por sus viejos miedos / y hoy esperan de vos seguridad" (Tu eres su seguridad - Hermética, 1989). La cuestión es clara: hubo un sector civil muy beneficiado por el disciplinamiento social impuesto por el Terrorismo de Estado. Este sector es el que espera que el statu quo impuesto por la dictadura no se vea afectado y para ello necesita de una sociedad sumisa que le de la seguridad de que nada va a hacer para revertir las consecuencias derivadas del proceso. Contra ellos también canto Hermética.
También Horcas se expresó al respecto en su primer álbum a través del tema titulado La marcha de las ratas: "Clemencia piden ya / verdugos del ayer / prisión por su maldad / o la muerte tal vez / (...) repugnante es su honor / nauseas da su ideal / son la aniquilación / de la humanidad" (La marcha de las ratas - Reinará la tempestad, 1990). Seguramente la más enfática de todas las letras de repudio a Videla y compañía para quienes directamente pide prisión o muerte sin ningún tipo de vueltas ni eufemismos. También hace alusión al repugnante "honor" militar capaz de alzar las armas contra su propio pueblo para imponer un vomitivo ideal de "Seguridad Nacional" importado desde Washington.
Jerikó aporta a la causa a través de "Último amanecer" (Tensiones, 1999), un tema lento y muy emotivo donde se mete en la piel de un Detenido Desaparecido cuyo destino próximo es subir a un "vuelo de la muerte". Desde esta narración intenta generar conciencia sobre lo que debieron haber sentido esas víctimas.
Así, el narrador, describe su "último amanecer" en el que siente como se van acercando lentamente los pasos del guardia que viene a buscarlo. "Frío amanecer / sus pasos escuché / prisionero desperté y luego comprendí" comienza la letra marcando como el protagonista toma conciencia de la inminencia de su muerte. "Sé que al despegar no volveré / no despertaré / final de mi camino / desde el horizonte los veré / los recordaré / desde mi oscuro río / los acompañaré".
La práctica de los "vuelos de la muerte" fue para la dictadura del 76 lo que la "solución final" al nazismo: una cadena de montaje de la muerte como si de productividad industrial se tratase. Algo así como producción de muerte en serie en la que tanto la eliminación de seres humanos como la de sus restos se efectuasen en un mismo ciclo "productivo".
El veredicto de la banda al respecto se expresa en la misma canción y es categórico: "No hay olvido / nunca habrá perdón".
En esta misma línea emite su juicio al respecto Serpentor que en el tema Militares criminales (2001) deja claro que no hay ningún tipo de concesiones para con los genocidas: "Militares no hay olvido y no hay perdón".
También describe los años del "proceso" como "noches negras y de silencio / sangre y represión / de secuestro y de misterio / de tortura y dolor". El paradigma del "no te metas" mediado por el Terrorismo de Estado fue un factor clave en esa especie de pacto tácito de silencio entre la población civil y la cúpula militar. Eso pareciera ser lo que nos remarca la voz de Guillermo "Temo" Romero en estas estrofas.
Tren Loco, por su parte, compuso una canción referente a uno de los hechos más emblemáticos de la sangrienta dictadura. Se trata de aquel que fuera conocido como "la noche de los lápices": "Historia cierta que recordaré / fue en septiembre del '76 / (...) diez estudiantes de la Escuela Normal / son secuestrados tras participar / en la campaña Boleto Escolar / manchas de sangre que no secaran" (Ciudad oscura - Vieja escuela, 2013). La letra relata el secuestro de diez estudiantes, siete de los cuales aún hoy continúan desaparecidos, de un colegio de la Ciudad de La Plata que un año antes (1975) habían participado del reclamo por el boleto estudiantil. Este hecho desnudo por completo la farsa del relato oficial del autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" que bajo el pretexto de exterminio de grupos terroristas subversivos pretendió legitimar sus crímenes y dejo en evidencia que cualquier voz de protesta podía ser considerada subversiva, incluso la de un grupo de adolescentes menores de edad que reclamen un derecho, sin importar tampoco que el hecho en cuestión haya sucedido con anterioridad al golpe. Vale decir que el precio que hubo que pagar para que el gasto en transporte público ya no sea un obstáculo para que los hijos de las clases populares puedan acceder a las instituciones educativas fue la vida de estos jóvenes "subversivos".
Tampoco el Heavy Metal Argentino se mostró tibio jamás en cuanto al negacionismo que pretende deslegitimar la Causa poniendo en duda la cifra de los 30.000 desaparecidos (como si el hecho de que hubiesen sido menos borraría el horror de los Crímenes de Lesa Humanidad perpetrados por los genocidas). En este aspecto son concretas las posiciones de bandas históricas del género como Nepal y Malón. Ambas reivindican la cifra desde sus canciones. La primera lo hace en la lírica del tema "Besando la tierra" (Manifiesto, 1997) en la que hace referencia a la cantidad de asesinados por la dictadura a través de la frase que dice: "por aquellos que resistieron / y por aquellos que ya no están / besan la tierra 30.000 almas / que pretendieron la libertad". Malón por su parte planta bandera al respecto en el título de uno de sus grandes himnos: 30.000 Plegarias (Resistencia viva, 1997).
En el desarrollo de su narrativa "Besando la tierra" presenta batalla contra los indultos con los que Carlos Menem beneficio a los genocidas y que estaban aún vigentes por aquellos años: "cadena de olvidos a los asesinos / pretenden mis ojos cerrar / crimen sin castigo / buscando un motivo / la justicia fallo". Y luego hace énfasis en que es necesario ejercer el ejercicio de la memoria para no olvidarnos de las víctimas del gobierno de facto: "30.000 almas / en la memoria / 30.000 almas / en el recuerdo".
Malón también reivindica la lucha de las clases populares y hace hincapié en que esas muertes no hayan sido en vano. "Años de luchar / de mucho sufrir / ofreciendo dignidades / sangre y sudor / y en mi corazón / sé que no he muerto en vano". Permitir que esos delitos queden impunes es una mancha imborrable para la dignidad de nuestro pueblo. No tomar conciencia es que aquellas muertes hayan sido en vano. La lucha del pueblo contra sus verdugos nace en la conciencia, toma cuerpo en la memoria y se hace efectiva en los hechos. Los conceptos de la Causa Memoria, Verdad y Justicia están presentes a lo largo de esta canción cuyo punto más alto es el estribillo que reza: "Hoy no me dejes caer / en las sombras que ayer truncaron mi destino / vos no me dejes caer / en las sombras que hoy me arrastran al olvido". La lucha contra el olvido es clave ya que, como suele decirse, un pueblo que pierde su memoria está condenado a repetir su historia. Y un pueblo que repite su historia esta vencido de antemano. El “culto siniestro que busca atención / metiendo cicuta en tu corazón” hoy vuelve a instalar la agenda pro-dictadura solapadamente y por todos los medios posibles, sobre todo los más modernos y de más llegada a la juventud como lo son las redes sociales.
No es de extrañar entonces que youtubers, rentados por ex ministras de seguridad que decían que “los ángeles no eran tan ángeles y los demonios no eran tan demonios” (SIC) estén siempre “prestos” a sembrar discursos de odio, o que otros influencers/músicos que poco y nada tienen que ver con el Heavy Metal y sus banderas, se filtren como teloneros de grandes referentes de la movida. Siempre van a dar rienda suelta a una retórica negacionista y adicta a la “teoría de los dos demonios” pero nunca “dan-ann” conocer al servicio de qué intereses postulan su rebeldía rentada.
En tiempos donde el discurso anti-política, se ha vuelto la norma, e incluso nace del seno mismo de la “nueva política”, encarnada por “exitosos empresarios”, lo “políticamente incorrecto” se ha convertido finalmente en lo “políticamente correcto” y desde esa supuesta incorrección se pretende legitimar el negacionismo en nombre de la rebeldía.
Como parte que somos del movimiento de Metal Pesado Argentino, una cultura que incluye a músicos, publico, fanzines y en la actualidad también a escritores, seguimos levantando, hoy más alto que nunca, nuestras banderas históricas de "repudio al genocidio ejecutado", causa popular que siempre hemos estado orgullosos de abrazar resistiendo los cambiantes climas de época y los paradigmas que el negacionismo insiste una y otra vez en volver a instalar en el seno de la sociedad.
Es necesario, entonces, “recordar para no olvidar / los valores de nuestra identidad” como dice Malón y tener siempre presente que a las cosas hay que llamarlas por su nombre. Pretender confundir un plan sistemático de exterminio con una “guerra sucia” es de un cinismo tan grande que hace pensar en aquella gloriosa frase de Memoria de siglos que decía que “la hipocresía propasa / todo ejemplo en esta tierra / al asesinato en masa / los hombres lo llaman guerra”
"por los más chicos, por los que vienen, por los que hoy mismo engendrados fueren"... NUNCA MAS!!!
Escritura Metalera: Salvador Gómez (autor del libro "Oxidarse O Resistir" Reflexiones desde la Íntima Conciencia")